martes, 26 de octubre de 2010

EL HOMBRE DEL TREN de Patrice Leconte

¿Quiénes son los protagonistas y qué es lo que representan?

Menesquier es un hombre viejo, que lleva el fenotipo de un europeo común: contextura delgada, cabello plata, tez clara, rostro arrugado y expresión cándida. Es una persona elocuente, de hecho su fuerte es la conversación. Es de hábitos pasivos, y a pesar de apreciarlos, con la llegada de Milan, se desbordan, desde sí, las expresiones de su deseo de cambiar de vida, por una más agitada, la de Milan. Menesquier representa al hastío de la vida estable, vida que lleva porque piensa (no irrevocablemente) que no tiene otra opción, condena de la decencia y la virtud, aburrimiento.

Milan es un adulto que se acerca a la vejez, un hombre corpulento cuyos rasgos son fuertes, híbridos de Europa y de Asia. Él, por el contrario, es una persona silenciosa y pensativa, ácido en sus respuestas, ladrón de experiencia, que lleva una vida inestable. En la historia participará de su último golpe, al que piensa y repiensa, porque no está convencido de darlo. Al conocer a Menesquier, en Milan, nace una nueva curiosidad sobre la vida que podría llevar, tal como su anfitrión. Milan representa al agotamiento y al envejecimiento prematuro causado por una vida que no ha tenido freno, al deseo de parar para repensarse.

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