domingo, 7 de marzo de 2010

Desde "Bruna, Soroche y la tías"

Puedo decir que la ciudad a la que pertenezco me ha atado de manos y me ha arrojado por una de su millón de quebradas.

Quito vomita, quito se muere, no me teme, sólo teme a dios. Y estoy sola, como nací, siempre sola. Me marea, el quito de... me viola. No necesito gritar, ni llorar... solo finjo demencia. Esperemos unos mil años más para condensar las palabras y soltar los animos caídos.